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Baúl

—¿Ya estás lista para esto? Ella rió y lo miró. Esos ojos, que tantas veces pasó por alto de pronto estaban fijos en ella, la inquietud que caracterizaba su mirada había sido reemplazada por una seriedad que intimidaba. Vio cómo su mente revelaba imágenes de los momentos que habían pasado juntos hace ya muchos años. En aquel entonces ella hacía lo posible para reencontrarse después de haberse perdido en un amor que la destruyó, mientras que él era aire fresco entre toda esa neblina y que probablemente no entendió su negación tras insinuar querer tener algo más que esa ya bastante larga amistad. Ahora, sentados uno al lado de otro en las gradas de uno de sus museos favoritos, lucían rostros con más experiencia, semblantes que denotaban ser poseedores de un bagaje propio de sus edades. Ambos tenían cicatrices y lecciones, momentos inolvidables que vivieron el uno sin el otro, y soledades lánguidas en las que —sin saberlo— se hacían falta. —¿Lo estás? —interrumpió él de nuevo. Ella, al ve